LA ACTITUD DEL TESTIGO.
Había un fakir sufi de nombre Hassan. Un día cuando iban en bote su discípulo dijo: “Que haya alegría lo entiendo, porque Dios es nuestro padre y es cosa natural que dé alegría a sus niños; pero la pena, ¿por qué la infelicidad?
Hassan no contestó pero empezó a remar el bote con un solo remo. El bote empezó a girar en círculos. “¿Qué haces? Gritó el discípulo. ¡Si remas con un solo remo nunca alcanzaremos la otra orilla, permaneceremos girando y girando en este punto. Se ha roto el otro remo o es que te duele el brazo. Déjame remar el bote!
Hassan respondió: “¡Parece que eres un tipo más listo de lo que pensaba!”.
Si solo hay alegría, el bote se moverá solo en círculos y no llegará a ninguna parte. Para que funcione, el opuesto es también necesario. Un bote se mueve con dos remos, el hombre camina con dos pies y dos manos son necesarias para trabajar. En la vida necesitas el día y la noche, la alegría y la pena, nacimiento y muerte; si no el bote continúa girando y girando sin llegar a ninguna parte.
Cuando una persona comienza a percibir correctamente sabiendo que El (Divinidad) está en todo, él está lleno de gratitud; incluso cuando viene la pena él la acepta contento. Entonces tú aceptas la alegría y la pena de la misma manera, entonces la alegría ya no es alegría ni la pena es pena, la línea que las divide desaparece. Cuando comienzas a mirarlas de manera imparcial, tu apego a la alegría y tu rechazo al sufrimiento se rompen y tú permaneces separado, libre de ambas, habiendo llegado a la actitud del testigo.
Entonces te liberarás de la pena y traerás alegría a tu casa.
Osho “The True Name”. Capítulo 3. Página 81.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)